Angelina Jolie [Completando Quiniela (IV)]

Desde que empezó la carrera por el Oscar de este año, de entre tanto nombre femenino había uno predispuesto a brillar: Angelina competería con firmeza por su papel de Mariane Pearl, personaje real (y duro) que ve como su marido es secuestrado y asesinado en Pakistán. Un corazón poderoso, de Michael Winterbottom, cuenta con la star como gran y única baza para tener su sitio en las nominaciones.

La actriz, nacida en Los Ángeles, el 4 de Junio de 1975, es hija de los intérpretes Jon Voight (Oscar al Mejor Actor por El Regreso en 1978) y Marcheline Bertrand, fallecida recientemente, que se separaron cuando tenía sólo 2 años. Con apenas 7 años debutó en la película, protagonizada por su padre, Lookin' to Get Out, de Hal Ashby. Posteriormente, se formó en el Lee Strasberg Institute de New York, alternando por aquella época su trabajo en obras teatrales con el de modelo y actriz de videoclips. Su primer papel cinematográfico de cierto éxito fue en Hackers: piratas informáticos (1995), de Ian Softley (director que ya hemos mencionado aquí, pues fue el realizador de Las alas de la paloma, en 1997, con Bonham Carter como protagonista) pero, sin duda, su consagración como estrella del celuloide le vino en 1999 con dos títulos: El coleccionista de huesos, de Phillip Noyce, e Inocencia interrumpida, de James Mangold, premiándosele por éste último con el Globo de Oro y el Oscar, ambos en la cateogría de actriz de reparto. Jolie ya poseía 2 Globos de Oro, ambos como mejor actriz de telefilme o miniserie por George Wallace (1997) y Gia (1998). Inmediatamente, fue consagrada el sex-symbol del nuevo milenio, cuyo título ha conservado gracias, en parte, por su predilección por papeles donde se exaltan sus virtudes físicas: 60 segundos (2000), de Dominic Sena y, más aún, por su Lara Croft en Tom Raider (2001), de Simon West, y Tomb Rider: La cuna de la vida (2003), de Jan De Bont. En su filmografía se mezclan bodrios [Pecado original (2001), de M. Cristofer; Amar peligrosamente (2003), de M. Campbell; Vidas ajenas (2004), de D. J. Caruso, que llegaron a cuestionar si su Oscar fue del todo merecido] y éxitos de taquilla [Sr. & Sra. Smith (2005), de D. Liman], siendo escasos sus papeles memorables artísticamente, pero parece que con su nueva película consigue uno de esos trabajos donde el coraje, el valor y el estoicismo son el baluarte para gustar a propios y extraños (y recoger de paso algún que otro premio).