Pero vamos a acercarnos lo máximo posible a esta mujer, aunténtica "reina" en estos primeros premios:
Neoyorkina de nacimiento, donde se graduó en el New York City's High School Perfoming Arts; la actriz tiene forjada su experiencia, mayoritariamente, en el teatro y, en menor medida televisión y cine. En las tablas de Broadway ha obtenido el beneplácito de los entendidos, siendo nominada a los Premios Tony en dos ocasiones, como mejor intérprete femenina protagonista: la famosa tragicomedia de Antón Chéjov, Tío Vania (2000) y por su encarnación de Stella Kowalski en una nueva adaptación de la obra de Tennessee Williams, Un tranvía llamado deseo (2005). Los escenarios más famosos del mundo han recogido su talento en otras obras como Tres hermanas (también de Chéjov) o Mujeres (de Clare Boothe Luce). Su rostro es, posiblemente reconocible, entre nosotros, gracias a su participación en series conocidas como Un chapuzas en casa (1992), Urgencias (1995) o Ley y orden (2006), pero en EE.UU logró fama por el éxito allí de Los juzgados de Street Centre y The Wire. De su escaso paso por el cine sobresale su colaboración en: Puedes contar conmigo (2000), de Kenneth Lonergan; La guerra de los mundos (2005), de Steven Spielberg o Truman Capote (2005), de Bennett Miller.
Es ahora con Adiós, pequeña, adiós, que Ryan consigue su papel cinematográfico más importante, que le esta reportando el reconocimiento a su labor y preparando su camino para un buen desenlace en la carrera por el Oscar. De momento, y pase lo que pase, la actriz se encuentra trabajando en el que será una de las películas más esperadas del 2008: The Changeling, lo último de Clint Eastwood, con Angelina Jolie como protagonista.
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